martes, 9 de noviembre de 2010

Qué dirá Dios

Murió un dictador.
Y ahora que es el momento propicio, nunca entendí como algunas personas, vaya a saber por qué, lo llamaban “ex dictador”. Porque Massera fue, es y será siempre un dictador sin “ex”. Es más, no lo digo yo, lo dirá la historia con absoluta claridad.
Murió un torturador, que defendió con uñas y dientes un proyecto basado en el exterminio y la desaparición de personas. Un fascista, que alguna vez pensó que defendiendo esas ideas terminaría con otras, las de millones de personas que nunca jamás pensaron ni van a pensar como él. O como aquellos otros, que todavía siguen vivos porque, aunque no lo dicen, le temen a la muerte. Y por eso han vivido cobardemente todos estos años, escapando a juicios, argumentando pésimas condiciones de salud. Fíjese usted cuánta cobardía: sin decirlo abiertamente, siempre han buscado piedad, eso que nunca tuvieron cuando detuvieron, secuestraron y torturaron hasta asesinar.
Con Massera murió un dictador, un torturador, un fascista. ¿Qué dirán sus víctimas?, ¿cómo lo recibirán? Sobre todo, ¿qué dirá Dios?, ¿porque a ellos les preocupó siempre la palabra de Dios? Es más, cometieron un genocidio en su nombre. Entonces, ¿qué le estará diciendo Dios? ¿Existirá Dios? ¿Massera lo habrá visto, lo habrá tocado? ¿Dios lo habrá recibido con los brazos abiertos? ¿Dios estará de acuerdo con Massera o aún estará recibiendo aquellas almas cuyos cuerpos fueron arrojados al mar?

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